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Sustrato de Fibra de Coco. Opción segura en cultivos hidropónicos

La fibra de coco se obtiene como residuo de la industria textil de las fibras del mesocarpio de los frutos del cocotero (Cocos nucifera). Este residuo se compone de una fracción granular también conocida como “turba de coco”, y otra fracción fibrosa, ”coco pith” restos de fibras no aprovechables por la industria debido a su corta longitud.

Para conseguir unas propiedades físico-químicas adecuadas, el sustrato es sometido a un proceso de tamizado, en el que se eliminan todas las partículas de tamaño polvo, además de un lavado en el que se elimina la salinidad residual. Con este proceso, se obtiene un sustrato de muy alta calidad, apto para cualquier tipo de cultivo.

Algunas características generales de la fibra de coco son las siguientes:

  1. Buen equilibrio entre retención de agua y capacidad de aireación. Evita la aparición de enfermedades fúngicas derivadas del exceso de humedad.
  2. pH estable y controlado, adecuado para la mayor parte de cultivos.
  3. Gran capacidad de retención de agua y óptima mojabilidad
  4. Capacidad de intercambio catiónico. Excelente corrector de errores de abonado
  5. Producto ecológico
  6. Relación calidad/precio competitiva

Fibra de Coco en Hidroponía

La exhaustividad de los cultivos en muchas regiones provoca perdidas de fertilidad y propiedades beneficiosas del suelo, originando la aparición de carencias nutricionales y enfermedades que se traducen en perdida de rentabilidad en la producción. La sustitución del cultivo tradicional en suelo por sistemas hidropónicos se perfila como la opción que más garantías ofrece para la producción.

La hidroponía, sin embargo, no es un camino fácil ya que requiere un mayor conocimiento del medio y un mayor control y precisión en los tratamientos. El sustrato de coco se presenta como el medio de cultivo ideal para dar el salto, ya que además de las ventajas que posee en común con otros sustratos para hidroponía presenta unas características únicas para el agricultor:

  1. Fácil implantación.
  2. Amplio margen de error.
  3. Mayor similitud con el comportamiento del suelo que cualquier otro sustrato.
  4. Material orgánico biodegradable. No se convierte en residuo tras su utilización.